En agosto de 2019 tuve una visión. Vino por casualidad, fruto de repetidos olvidos por mi parte a la hora de parar en La Yesa el domingo tarde, de vuelta a Paterna, para tirar la bolsa de envases al contenedor correspondiente. Yo era incapaz de tirarlo al contenedor del resto en La Almeza, únicos existentes aquí, por más legitimidad que parezca concedernos dicha carencia. Cuando por tercera o cuarta vez me encontré a mitad de semana la maloliente bolsa olvidada en el maletero, sopesé otras soluciones. A punto de resignarme y acceder a la lógica, cómoda y popular solución de hacer uso del único tipo de contenedor facilitado por la administración en nuestra aldea, pensé… ¿y si no lo tiro? ¿Y si lo guardo en una estantería en el patio y lo tiro cuando me empiece a molestar? Seguro que, con el maletero lleno de residuos, no me olvidaré de descargar en La Yesa.
Y así comencé a acumular todos los envases y plásticos derivados de mi consumo, a la par que en casa comenzamos a echar la fracción orgánica en una compostera. Poco después, comencé a acumular el papel y el cartón. Cuatro meses después, a final de 2019, me di cuenta de que los únicos residuos que salían de mi casa eran el vidrio, por la fe que tengo en su reciclabilidad, y la mensual bolsita de esos restos con los que no sabía muy bien qué hacer: huesos de la carne y de fruta y algunas otras pequeñeces difíciles de clasificar.
Pasaron los meses y comprobé asombrado cuánto tardaba en llenarse la estantería de los residuos. A partir de marzo de 2020, confinado normativa pero también voluntariamente en La Almeza, con más tiempo que nunca para reposar, pensar, incluso crear, empiezo a concebir un pequeño proyecto personal para dar una salida más digna y productiva a mis residuos que los coloridos pero aburridos contenedores. Y así, rescatando el título de un antiguo proyecto literario nunca abordado seriamente, surge la idea y el proyecto de 2030, Odisea en el Blanquiazul.
Sí, Blanquiazul es como veríamos nuestro hogar común si nos alejáramos cientos, miles, millones de kilómetros de él en dirección a cualquier punto de la inmensidad del espacio. Odisea es lo que nos espera aquí abajo para poder salir adelante como individuos, como comunidades humanas, como civilización. Lamento comunicaros, me complace anunciaros, que el tiempo de las medias tintas, las excusas, la pereza y el mirar hacia otra parte ha terminado para siempre. La obscenidad de muchas de nuestras absurdas, insanas y destructivas comodidades están llamadas a terminar de forma urgente y definitiva, y cuánto nos convendría apasionarnos con la gran aventura que nos aguarda.